Dicen que somos pura química. Nuestro cuerpo está interconectado orgánicamente a través de mensajeros químicos que nos producen bienestar. Estos mensajeros son las endorfinas, reconocidas también con el nombre de hormonas de la felicidad. En su recorrido crean todo un paisaje complejo repartido a través del sistema nervioso, la médula espinal, el sistema límbico, la glándula pituitaria (que identifica los olores) y llega hasta la corteza cerebral.
Pero bien sabemos que hay algo de la felicidad que escapa a la química internándose en el campo de lo humano. Es un estado físico, sí, pero que abre la puerta a un bienestar mental. La tradición y sabiduría de la Grecia clásica le llamaba armonía.
UNA RED DE EMOCIONES
Las endorfinas crean un estrecho vínculo entre mente y cuerpo. Enlazan el pensamiento con las emociones a través de una red psicosomática bioquímica. La red está formada por péptidos que son los que estructuran la familia de las endorfinas. A través de esta red que recorre el cuerpo, las endorfinas llegan a todos los puntos de destino, es decir, a todos los órganos, tejidos, glándulas. Gracias a esa química expresamos los sentimientos de tristeza, alegría, rabia, placer, valentía, y demás ingredientes de lo que también conocemos como empoderamiento.
Los pensamientos, la memoria, las emociones no residen sólo en la mente o en el corazón, sino que se reparten por todo nuestro cuerpo y organismo, en infinidad de terminaciones nerviosas. Recorren nuestros meridianos y chakras como bien saben tanto en la medicina china como en la hindú.
EXPERIMENTAR EL GOZO DÍA A DÍA
La hormona de la felicidad o cantidad de endorfinas que produce el organismo crea una sensación de bienestar y armonía que, en su justa medida, provocan estados vitales de euforia y optimismo. También se ha demostrado que mejoran la calidad de vida y combaten el estrés, la irritabilidad, la ansiedad, la fatiga e incluso vencen un estado depresivo. Porque la hormona de la felicidad refuerza el sistema inmunitario favoreciendo un estilo de vida con plenitud.

ENDORFINAS Y ENERGÍA
Reprimir las emociones causa enfermedades, tanto físicas como psíquicas. Los sentimientos positivos nos dan seguridad y la liberación de las emociones aumenta la autoestima, la confianza y son claves para gozar del propio cuerpo y de la propia salud. La mejor terapia es disfrutar de todos los sentidos, de la belleza de la vida, de la música, de los olores, del tacto. Es así como llevan al máximo los niveles de endorfina del organismo para experimentar en cada sensación auténticas descargas de bienestar y felicidad.
EL ORGASMO, LA FIESTA DE LOS SENTIDOS Y EL ÉXTASIS
Todo el cuerpo y el organismo constituyen una red perfecta interconectada que experimenta sensaciones increíbles de placer y hasta de autocuración, ya que el sistema inmunitario se carga de energía gracias a la sensación de placer y de amor. La endorfina, esa curiosa hormona de la felicidad, está estrechamente implicada en la calidad de los orgasmos y sensaciones gozosas. La excitación del deseo segrega la hormona de la oxitocina que participa en la explosión del orgasmo.
A medida que aumentan el deseo y el placer, aumenta también la producción de oxitocina hasta alcanzar el éxtasis acentuando la sensación de bienestar, la sensación agradable de placer, de relajación, de equilibrio y armonía. Las endorfinas que se producen durante el orgasmo tienen propiedades analgésicas. En la mujer, además, actúan dando seguridad, plenitud y una sensación de empoderamiento.
El mundo de placer que experimenta la mujer es motivo de investigación por parte del equipo científico de ALQVIMIA. Son más de 10 años realizando estudios que van más allá de la simple cosmética y belleza. Nos adentramos en el complejo mundo de las sensaciones, el mundo interior mágico e íntimo de la mujer, para darle la chispa que encienda su gozo personal e intransferible permitiéndole experimentar día a día el placer de su cuerpo, de la fuerza de su carácter y empoderarse con confianza y energía.