Sumérgete en la historia y la alquimia del Aceite Esencial de Lavanda, obtenido a través de la destilación al vapor de sumidades florales frescas. Su nombre deriva del latín "lavare", que significa purificar, y su origen se encuentra en las montañas cercanas al Mediterráneo. Actualmente, se cultiva en diversas partes del mundo, siendo especialmente apreciada en Francia, Bulgaria, Rusia y España. Desde la antigua Grecia, donde Dioscórides la recomendaba, hasta las enseñanzas de Santa Hildegarde von Binen, la Lavanda ha sido valorada por su capacidad para mantener un carácter puro y una actitud serena.
El Aceite Esencial de Lavanda destaca por su versatilidad y su amplio uso en aromaterapia. Con un 100% de pureza y origen francés, este aceite esencial posee un quimiotipo de Linalyle Acetate, y sus componentes principales incluyen el Linalyle Acetate y el Linalool. En términos de polaridad, se considera equilibrante, abarcando tanto aspectos Yin como Yang.
En el ámbito cosmético, la Lavanda exhibe propiedades cautivadoras. Actúa como un equilibrante general, calmando y depurando la piel. Además, contribuye a la reestructuración del tejido adiposo y ayuda a eliminar nódulos subcutáneos. Su capacidad para el drenaje linfático y la eliminación de toxinas resulta beneficiosa, al igual que su efecto en erupciones cutáneas, dermatitis, psoriasis y eczema seco. También se utiliza para tratar afecciones del cuero cabelludo, como alopecia y caspa, y su poder regenerador fomenta la formación de nuevas células, brindando un efecto antienvejecimiento. Para las pieles grasas y propensas al acné, actúa como un antialergénico y un tónico antiseborreico.
Desde una perspectiva terapéutica, el Aceite Esencial de Lavanda ofrece múltiples beneficios. Posee propiedades antisépticas y desinfectantes, siendo un reequilibrante y un calmante general del organismo. Sus propiedades antiinflamatorias lo convierten en un aliado para aliviar calambres, espasmos musculares y torceduras. También se utiliza en afecciones bronquiales y respiratorias, actuando como un expectorante. Como relajante del sistema nervioso, ayuda a reducir el estrés y la tensión. Además, se ha utilizado para tratar tos convulsiva, neumonía, sabañones, varices y picaduras de insectos.
El aceite Esencial de Lavanda equilibra las emociones alteradas y genera paz y armonía, purifica el ambiente de malas vibraciones y energías. Favorece el desarrollo espiritual, integrando la espiritualidad en la vida cotidiana.
Su nombre viene del latín "lavare" que significa purificar. La planta es originaria de las montañas cercanas al Mediterráneo. Hoy se cultiva en muchas partes del mundo, especialmente en Francia, Bulgaria, Rusia y España. Dioscórides la recomendaba ya en la antigua Grecia y, Santa Hildegarde von Binen decía que ayudaba a mantener un carácter y una actitud pura. Es uno de los Aceites Esenciales más versátiles y utilizados. Para obtener 1 kg de aceite esencial de Lavanda, son necesarios 250 kg de flores frescas recién cogidas.
Uno de los 12 aceites esenciales básicos para empezar a trabajar con aromaterapia.
Uno de los más grandes dermoprotectores que existen, ideal para diferentes tipos de afecciones cutáneas, con efecto equilibrante de las pieles grasas y propiedades regeneradoras de los tejidos. Indispensable en cualquier fórmula de aceite de masaje encaminada a conseguir un equilibrio emocional y una sensación de paz interior.
Nivel Cosmético: dermoprotector, regenerador, desodorante, calmante, equilibrante.
Nivel Terapéutico: analgésico, antidepresivo, antirreumático, diurético, bactericida, antiinflamatorio, calmante, desinfectante.
Nivel Emocionales: equilibra emociones, purifica y ayuda a conciliar el sueño.